El lupus es una enfermedad autoinmune que puede afectar a varios órganos, siendo la piel uno de los implicados.
Existen tres presentaciones; Agudo, subagudo y crónico discoide. Este último es el que produce alopecia con más frecuencia (60% de casos) y se trata de una alopecia cicatricial que suele ser irreversible.
Sobre una base genética actúan diferentes desencadenantes como la radiación ultravioleta, produciendo la liberación de mediadores inflamatorios y causando una reacción de autoinmunidad.
En la piel, esta reacción se traduce como inflamación generalizada, que no es dirigida específicamente contra el folículo piloso, sino que se produce en forma secundaria una reacción contra el mismo y una destrucción de este.
Clínicamente, el lupus discoide cuando se produce en cuero cabelludo, da lugar a placas de alopecia ovaladas, rojas, descamativas, a veces amarronadas que son duras al tacto.
Suele coexistir con lesiones en piel, en zonas expuestas como la cabeza y cuello.
La evolución es con empujes y remisiones y empeora en épocas de mayor radiación solar.
El diagnóstico es clínico, tricoscopia y mediante histopatología con biopsia de la zona afectada que nos confirma el diagnóstico.
Existen otras formas de presentación diversas en el lupus agudo y subagudo que suelen ser más difusas y recuperables.
El lupus es una enfermedad autoinmune que puede afectar a varios órganos, siendo la piel uno de los implicados.
Existen tres presentaciones; Agudo, subagudo y crónico discoide. Este último es el que produce alopecia con más frecuencia (60% de casos) y se trata de una alopecia cicatricial que suele ser irreversible.
Sobre una base genética actúan diferentes desencadenantes como la radiación ultravioleta, produciendo la liberación de mediadores inflamatorios y causando una reacción de autoinmunidad.
En la piel, esta reacción se traduce como inflamación generalizada, que no es dirigida específicamente contra el folículo piloso, sino que se produce en forma secundaria una reacción contra el mismo y una destrucción de este.
Clínicamente, el lupus discoide cuando se produce en cuero cabelludo, da lugar a placas de alopecia ovaladas, rojas, descamativas, a veces amarronadas que son duras al tacto.
Suele coexistir con lesiones en piel, en zonas expuestas como la cabeza y cuello.
La evolución es con empujes y remisiones y empeora en épocas de mayor radiación solar.
El diagnóstico es clínico, tricoscopia y mediante histopatología con biopsia de la zona afectada que nos confirma el diagnóstico.
Existen otras formas de presentación diversas en el lupus agudo y subagudo que suelen ser más difusas y recuperables.
El tratamiento del lupus debe ser siempre guiado por dermatólogo y en algunos casos acompañado del médico internista, debiendo descartarse en todos los casos el compromiso sistémico de otros órganos.
Los tratamientos son complejos en muchos casos, deben ser personalizados y debe realizarse un seguimiento estrecho clínico y con analitica sanguínea.
Están destinados a frenar los brotes agudos, repoblar las zonas alopécicas de ser posible y evitar sobre todo su extensión, así como disminuir la aparición de nuevos brotes mediante un tratamiento de mantenimiento.
Recuerda que iniciar un tratamiento de forma precoz en un lupus discoide puede evitar una alopecia cicatricial permanente.